La tristeza es el sentimiento negativo caracterizado por un decaimiento en el estado de ánimo habitual de la persona, que se acompaña de una reducción significativa en su nivel de activación cognitiva y conductual, y cuya experiencia subjetiva oscila entre la congoja leve y la pena intensa propia del duelo o de la depresión.
Para diferenciar tristeza e ira, cuando el sujeto percibe que no existe ningún plan que le permita restablecer la meta perdida, entonces la emoción concomitante será la tristeza. Si cree que sí, será la ira. La tristeza empuja al abandono de la meta o a su sustitución por otra, mientras que la ira se centra en su recuperación.
Efectos cognitivos
Atenuación de la atención hacia el ambiente, orientación hacia el medio interno, aislamiento, favorece la autoevaluación y la reflexión sobre la situación problema.
La tristeza extrema adopta, la depresión. Sentimiento de melancolía profunda que, junto con la incapacidad para experimentar placer alguno impregna tanto los procesos mentales de la persona como su interacción con el medio.
Actitud pesimista y un desinterés que alcanza a todos los ámbitos de su vida.
Reflexión mental lenta y costosa, y se dedica a contenidos negativos, que giran en torno a sentimientos de desánimo e incapacidad. La atención y la concentración disminuyen de forma notoria, básicamente como resultado del desinterés, la falta de motivación y el bajo nivel de activación.
Se produce, además, una afectación de los ritmos biológicos, alteraciones del sueño y del apetito.
Efectos fisiológicos como dolores de cabeza, ausencia de menstruación, estreñimiento, palpitaciones y sensación de cansancio crónico.
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