27 de junio de 2011

IADS: Los sonidos que provocan las mismas respuestas emocionales

Cada vez que escuchamos un sonido, se despierta en nosotros una respuesta emocional. Cada sonido produce un efecto en nuestro cerebro que varía en relación a un tema genético, de género y cultural. Sin embargo, existen sonidos tan básicos, que son capaces de generar los mismos efectos en cualquiera que los escuche, independientemente de los demás factores.
El IADS es una base de datos que consta de 110 sonidos no verbales que producen exactamente las mismas respuestas emocionales en los individuos que los escuchan, sin importar su edad, si son hombres o mujeres, o si han sido criados en cualquier cultura.
Recientemente, se ha puesto a prueba este último atributo, mediante la comparación de los resultados generados en los Estados Unidos con los recogidos en España para la misma base de sonidos. Las dimensiones estudiadas fueron tres: el nivel de agrado o desagrado producido por el sonido, la intensidad de la respuesta emocional y el grado de control que ejerce sobre la situación emocional de la persona.

El resultado ha sido óptimo. La compatibilidad entre las reacciones producidas a uno u otro lado del Atlántico ha sido perfecta. A partir de esta información será posible explorar el mapa emocional de una persona y realizar un seguimiento de su grado de maduración emocional. Todo un progreso a la hora de comprender el funcionamiento de nuestro cerebro.

19 de junio de 2011

“Un sonido te hará sentir más que mil imágenes”







Así lo afirma Patrik Nils Juslin, neurocientífico que investiga la música y las emociones.

Tiene 37 años. Es investigador en la Universidad de Uppsala con el proyecto Aprendizaje de expresividad musical mediante el feedback.
Ha descrito siete mecanismos neuronales de sentimiento musical. Colaboró con la Obra Social de La Caixa.

La entrevista:


¿Por qué tarareamos música pachanguera?

Porque en nuestro cerebro actúa uno de los mecanismos neuronales que llamamos reflejo emocional condicionado.

Y así uno acaba silbando cada cosa...

Usted ha oído esa canción de mal gusto repetidamente en situaciones agradables y la silba porque espera obtener -y obtiene- de nuevo esas mismas emociones, aunque su raciocinio le diga que esa música en sí es mala.

Somos el perrito de Pavlov musical.

El mecanismo de condicionamiento hace que usted responda con emociones positivas a música objetivamente mala.


¿Podría desprogramarme?

Claro. Con otra música. El oído es nuestro sentido más emocionalmente poderoso, mucho más que la vista...


¿Por qué?

Porque es el primero que utilizamos en el claustro materno. Los sonidos son nuestro primer contacto con el mundo exterior. Aprendemos a escuchar antes de nacer y de ver, oler o tocar por primera vez. Cuando la madre oye una melodía que le produce emociones segrega sustancias que nos afectan ya en el claustro materno, así aprendemos a reaccionar al oír cualquier sonido externo.


¿Puedo tener mal gusto antes de nacer?
O tener muy buen gusto. Para eso hace falta buen oído.
 Se equivoca. Usted puede tener un oído excelente, incluso oído absoluto (la capacidad de identificar una nota solo por su sonido), y padecer amusia.


¿Amusia?

La discapacidad neuronal que impide conectar la música con las emociones.

En algún local será una bendición.
Es un mal terrible. El oído es la mayor fuente de emociones para el ser humano. Tiene mayor poder asociativo o sugestivo que la imagen, el gusto o el tacto.

Por ejemplo...
 Si usted oye una melodía cuando ve a sus mejores amigos, volverá a sentir emociones positivas cuando la oiga, aunque no están.
A veces sería lo mejor.
La música no es la realidad: sus amigos no están ya, pero la canción sí está y la emoción que provoca en usted también es real.
Marin Marais (intérprete de viola y compositor) decía que interpretaba para poder hablar con sus muertos.
Científicamente, en cierto modo, sería así: por asociación, las emociones serían las mismas que si realmente hablara con ellos.


¿Por qué adormecen las canciones con que se arrulla a los niños?

Es otro mecanismo de los siete que hemos identificado entre los que relacionan música y emociones. Lo denominamos evaluación cognitiva. Es la utilización práctica del poder emocional de la música.

Una de estas canciones que adormece puede ser muy práctica.
El mecanismo es el mismo del habla en cualquier cultura: la ira grita y el cariño susurra. En general, las melodías lentas y con cadencia descendente apaciguan y las ascendentes estimulan. Pero no lo entienda de un modo mecánico, porque se trata de una relación muy compleja.

Hay quien llora con los Sex Pistols (influyente banda de punk rock)
. Ese sería el mecanismo de memoria episódica: seguramente ese amigo suyo vivió algo muy tierno con música punk y vuelve a recordar ese momento cada vez que la oye.
Si oírlo llorar hasta da pena y todo...
Porque el sonido es el más empático de los sentidos. Tal vez no le emocione una imagen por muy impactante que sea, pero no podría evitar conmoverse al oír el llanto -o la risa- de un buen amigo: ¿hay algo más pegajoso que la risa?
¡Ese es el poder de la radio!
Ahí tiene una razón de su vitalidad.

Y si encima ponen buena música...
Una buena canción es la que nos sorprende. Es lo que denominamos expectativa musical. La melodía es mejor cuanto menos esperada sea la nota siguiente.


¿En qué sentido?

Cuanto menos previsible sean la estructura y las diversas partes de la melodía, más emoción logra suscitar en nosotros.
Por ejemplo.
Si escuchas una escala ascendente, esperas una nota ascendente también, pero, de repente, el compositor te sorprende con una tonalidad grave inesperada: ahí está la emoción y, por ende, la calidad musical.

Supongo que no es fácil lograrla.
 Aquí intentamos meras aproximaciones descriptivas, pero estamos tratando de definir complejísimos mecanismos neuronales.

Cada oyente tiene unas expectativas y una experiencia previa, por eso cada cual reacciona también a su modo.

¿Hay una música para cada ocasión?

Hay una música también para cada imagen. Tras un pasaje recurrente, el flujo de los sonidos evoca imágenes visuales.

Como el correr del agua, un río.
Lo hemos denominado mecanismo asociado de imaginería visual. Es uno de los más sorprendentes y evocadores poderes de la música: crear imágenes, y cuando digo imagen no es una metáfora, no me refiero a imágenes auditivas, sino que hablo de imágenes visuales en nuestra corteza neuronal.


¿Como cuadros de una exposición?

No solo lo logra la música clásica, incluso el arrastrar de unas zapatillas por un largo pasillo bien encerado puede hacernos ver a un ser ausente y querido: al oírlas sentiremos que está.



Por: Lluís Amiguet
The New York Times Syndicate
http://www.prensa.com/actualidad/psicologia/2008/01/22/index.htm
martes 22 de enero 2008

El oído definitivamente es el sentido mas emocionalmente poderoso, incluso desde antes de nacer, el humano recibe sus primeras percepciones sensoriales escuchando, dentro del vientre materno, y percibe las sensaciones emocionales que segrega la madre mediante reacciones y sustancias químicas. El oído es la mayor fuente de emociones para el ser humano. Un sonido, una melodía, una canción que se manifieste en el momento de algún acontecimiento emocional repercute después de un tiempo, te recuerda a ese momento, te traslada directamente al contexto y estimula la mente para sentir ese momento en especial.

Ira

La ira emerge cuando la persona se ve sometida a situaciones que le producen frustración o que le resultan aversivas. Para la acción e a la acción, interrumpiendo los procesos cognitivos que se hallan en curso, centrando la atención y la expresión de afectos negativos en el agente que la instiga, presenta esquemas cognitivos de evaluación negativa, favoreciendo la expresión de conductas motoras que tienen como fin causar daño o destruir.
La ira suele ser entendida por error como sinónimo tanto de Hostilidad como de
Agresión:
Ira: es un afecto primario que dota de energía y facilita las transacciones del individuo con su medio, pero que no necesariamente aboca al resentimiento o la agresividad.
Hostilidad: sí conlleva animadversión hacia el agente provocador, pero no siempre se acompaña de ira ni desemboca en agresión.
Agresividad: hace referencia a la propensión a desplegar un tipo de conducta que supone confrontación con el agente inductor, con ánimo de causarle daño.
Tendemos a pensar peor de los demás cuando nos encontramos airados. La ira nos hace menos reflexivos. Cuando nos hallamos bajo su influjo, tendemos a hacer juicios rápidos basándonos bien en las características más superficiales.
Existe una estrecha relación entre ira-hostilidad y el desarrollo de enfermedades coronarias y mayor posibilidad de hipertensión.

Tristeza

La tristeza es el sentimiento negativo caracterizado por un decaimiento en el estado de ánimo habitual de la persona, que se acompaña de una reducción significativa en su nivel de activación cognitiva y conductual, y cuya experiencia subjetiva oscila entre la congoja leve y la pena intensa propia del duelo o de la depresión.
Para diferenciar tristeza e ira, cuando el sujeto percibe que no existe ningún plan que le permita restablecer la meta perdida, entonces la emoción concomitante será la tristeza. Si cree que sí, será la ira. La tristeza empuja al abandono de la meta o a su sustitución por otra, mientras que la ira se centra en su recuperación.
Efectos cognitivos
Atenuación de la atención hacia el ambiente, orientación hacia el medio interno, aislamiento, favorece la autoevaluación y la reflexión sobre la situación problema.
La tristeza extrema adopta, la depresión. Sentimiento de melancolía profunda que, junto con la incapacidad para experimentar placer alguno impregna tanto los procesos mentales de la persona como su interacción con el medio.
Actitud pesimista y un desinterés que alcanza a todos los ámbitos de su vida.
Reflexión mental lenta y costosa, y se dedica a contenidos negativos, que giran en torno a sentimientos de desánimo e incapacidad. La atención y la concentración disminuyen de forma notoria, básicamente como resultado del desinterés, la falta de motivación y el bajo nivel de activación.
Se produce, además, una afectación de los ritmos biológicos, alteraciones del sueño y del apetito.
Efectos fisiológicos como dolores de cabeza, ausencia de menstruación, estreñimiento, palpitaciones y sensación de cansancio crónico.

Alegria

La alegría es el sentimiento positivo, que surge cuando la persona experimenta una atenuación en su estado de malestar, cuando consigue alguna meta u objetivo deseado o cuando tenemos una experiencia estética.
.Surge cuando la persona evalúa el objeto o acontecimiento como favorable a la consecución de sus metas particulares: atenúan o eliminan contingencias negativas y aquellos relacionados con la ocurrencia de acontecimientos positivos..
Un carácter extrovertido y la jovialidad se asocian frecuentemente con una mayor experiencia de afecto positivo.
Por último, la manifestación de alegría está sujeta a normas culturales estrictas, adquiridas durante el proceso de socialización del individuo y que determinan cuándo, dónde y con quién puede expresarse esta emoción.
Se ha hecho una distinción entre tres tipos de sonrisa:
Sonrisa sentida o genuina (auténtica o de Duchenne): sentimiento de una emoción positiva. Contracción de los músculos cigomáticos mayores y de la porción orbital del orbicular del párpado, que sólo puede ser activado de manera involuntaria.
Sonrisa falsa o fingida: gesto risueño afectivamente vacío, aparenta un sentimiento positivo que realmente no está ocurriendo. No confundir con un gesto hipócrita. Se produce una contracción muscular menos intensa, expresión menos marcada del gesto. Así, el cigomático no eleva de forma tan acusada las mejillas y la falta de activación del orbicular se deja ver en la ausencia de los típicos pliegues en las comisuras palpebrales externas.
Sonrisa enmascaradota o miserable: la persona experimenta una emoción negativa e intenta ocultarla al interlocutor aparentando un sentimiento positivo.
Tienden a combinarse elementos de la sonrisa auténtica con otros que no son propios de la emoción en curso.
Con la alegría se produce un incremento de la flexibilidad cognitiva, facilitando así la génesis de soluciones creativas e innovadoras a los problemas. Nos mostramos más dispuestos a explorar y experimentar nuevas situaciones, nos resulta más fácil planificar y adoptamos decisiones de forma más rápida.

Miedo

Es una emoción que tiene una función de supervivencia.
Su misión es conducir a los organismos a distanciarse de los depredadores y promover la sumisión al miembro dominante del grupo.
DEFINICIÓN
• La palabra miedo deriva de lo que es repentino y peligroso.
Es un estado emocional negativo, aversivo, con una activación elevada que incita a la evitación y el escape de las situaciones amenazantes.
Es una señal emocional de advertencia de que se aproxima un daño físico o psíquico.
También implica una inseguridad respecto a la propia capacidad para soportar o mantener una situación de amenaza.
En general el miedo es una emoción producida por un peligro presente y ligado al estímulo que lo genera.
Hay que diferenciar el miedo de la ansiedad, el miedo hace referencia a una emoción producida por un peligro presente e inminente y ligado al estímulo que lo genera. La ansiedad se refiere a una anticipación a un peligro futuro, indefinido e imprevisible.
La diferencia principal es el estímulo identificable.
Cuando los intentos de afrontamiento fracasan, el miedo se convierte en ansiedad.
La ansiedad es un miedo no resuelto, un estado de activación sin dirección específica, posterior a la percepción de amenaza.
El miedo se activa por la percepción de daño o peligro físico o psíquico.
Los estímulos desencadenantes pueden ser naturales o aprendidos por condicionamiento clásico, o vicario.
La causa de miedo puede ser cualquier estímulo que el individuo considere amenazante o la ausencia de algo que proporciona seguridad.
EFECTOS SUBJETIVOS
Sensación de tensión, activación, desasosiego, malestar, preocupación y recelo por la propia seguridad o la salud, y frecuentemente sensación de pérdida de control.
ACTIVIDAD FISIOLÓGICA
Sistema nervioso autónomo
La activación del sistema nervioso autónomo en la emoción del miedo tiene dos funciones:
1. Inmovilidad defensiva, quedarse helado, organismo pasivo pero preparado para responder.
2. Acción defensiva, preparatorias de las respuestas de ataque/huida.
Cuando la emoción de miedo se produce por un estímulo que permite el escape, la respuesta psicofisiológica es, frecuencia cardiaca, y facilitación de los reflejos de defensa.
Cuando el estímulo que produce el miedo no hace necesario el escape, inmovilización corporal y ↓ de la tasa cardiaca.
En general los efectos sobre el sistema nervioso autónomo son: tasa cardiaca, salida cardiaca, fuerza de contracción del corazón, presión arterial, conductancia de la piel, sequedad de boca, dilatación pupilar, piloerección, micción y excreción, vasoconstricción periférica, ↓ de la temperatura, liberación de péptidos opiáceos que bloquean la sensación de dolor: hipoalgesia.
Sistema nervioso somático
Tensión muscular, frecuencia respiratoria, respiración superficial e irregular, sensación de agarrotamiento o paralización seguida de un aumento de la actividad somática que facilitaría la huida o el ataque.
También se produce un reflejo de sobresalto después de estímulos inesperados e intensos, no es necesario que se produzca miedo para que se presente este reflejo.
EXPRESIÓN CORPORAL
Estremecimiento, reflejo de sobresalto, inmovilidad durante unos segundos, tendencia a enmudecer o a dar gritos.
Expresión facial, ojos y boca muy abiertos y cejas elevadas en su parte inferior, desplazamiento de la comisura de los labios hacia atrás, músculos que intervienen: frontal, superciliar, piramidal, zigomático mayor, risorio, cuadrado de la barba, borla de la barba y orbicular de los labios.
Los niños comienzan a mostrar miedo hacia los 7 u 8 meses.
AFRONTAMIENTO
Cuatro estrategias defensivas, retirarse, inmovilizarse, amenazar o atacar, y tratar de inhibir o desviar el ataque del otro.